- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2006 · 3 piezas · 18 min
Sonata para piano n.º 8 en do menor
Beethoven fue uno de los pianistas más venerados de su generación, aunque no era un virtuoso convencional. Mientras que la tendencia predominante se dirigía hacia el espectáculo impecable, Beethoven aporreaba los mecanismos del piano hasta el punto de implosión, dejando que sus ayudantes liberaran las cuerdas rotas mientras él seguía tocando, aparentemente ajeno al caos que le rodeaba. Ninguna otra de sus primeras sonatas para piano lo capta en pleno trance con la intensidad de la Sonata para piano no. 8, conocida como “Patética”, uno de los pocos títulos coloristas que Beethoven aprobó. Terminada en 1798 y dedicada a uno de sus mecenas más apreciados, el príncipe Karl Lichnowsky, la “Patética” tuvo tal notoriedad temprana que se imprimió apresuradamente en Viena y Leipzig. Esta pieza inicia con un estruendoso do menor seguido de una cadena de acordes disminuidos que alteran el tono y levantan el telón de un paisaje musical tormentoso. El “Adagio cantabile” central proporciona un oasis de calma antes de que el rondó final nos devuelva a un do menor desafiante con un toque juguetón.